Falklands Islas Malvinas: Un partido de reyes, reinas y alfiles*

'Tablero de Ajedrez' por Gabelo, Mayo '12

Cada año, desde 1982 y sobre todo cuando ya se van acercando los meses de Febrero, Marzo, Abril, se habla, se escribe y se debate sobre el conflicto de las islas. Hacen tapa las memorias y el dolor de la guerra, se recuerda a los veteranos, se releen estrategias de guerra y decisiones tomadas, se radio-emiten y televisan documentales y se analizan discursos políticos de hoy y de antaño. Y así se resienten la humillación de una guerra perdida, el dolor de familias rotas, y se habla de lo que fue, lo que no fue y lo que pudo ser de una guerra innecesaria y estúpida, como lo son todas las guerras.

Ahora bien, y sin ánimos de omitir los hechos de 1982, por qué es que al hablar de Malvinas se lo hace siempre, ya de forma autómata, con referencia a la guerra? Hablando con gente sobre el tema, gente de acá y de allá, argentinos e ingleses, jóvenes y viejos, mujeres y hombres, siento que hay algo así como una verdad no dicha, un debate fijo e implícito en el cual nosotros, la gente común no participamos.

No se nos pregunta qué sentimos por las islas o siquiera cómo nos relacionamos con ellas. En la escuela, en los medios de comunicación, en los discursos patriotas no te hablan de la historia de las islas, de su geografía, su industria, sus recursos. Qué pasó o qué se hizo o se dijo con relación a Malvinas entre 1833 y 1982? Y antes? Cuántos de nosotros sabemos que las islas tienen una sola ciudad, Puerto Argentino/Stanley, y que la mitad de la población isleña son soldados?

Pienso en Malvinas como un partido de ajedrez en el que, sea cual sea nuestra nacionalidad, nosotros, la gente, no jugamos sino más bien hacemos de tablero. Un tablero repleto de personas mosaico que observan en blanco y negro, tan de cerca y tan de lejos, como se desarrolla el juego. Pero éste es un partido raro, en el que las reglas del juego parecen haber cambiado. Ante nosotros, sobre el tablero, se presentan ciertas piezas y otras se dejan de lado. Reyes, reinas y alfiles, líderes políticos o militares, agentes del discurso y administradores de la información, desarrollan el juego en ambos bandos y, con mayor o menor grado de influencia, de acuerdo a su arsenal y estrategia, monopolizan toda acción y decisión, incluso hasta cuando se piensa sobre Malvinas.

Reyes y reinas de un lado del tablero, de un lado del océano reclaman la soberanía política de las islas bajo las bases de pertenencia a la plataforma continental argentina del archipiélago, parte integral e indivisible de nuestro territorio perteneciente a la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Del otro lado, reyes y reinas del Reino Unido primero objetan siquiera hablar del tema, típica estrategia inglesa de hermetismo y contención; No vaya ser que pongamos en tela de juicio nuestra soberanía sobre uno de nuestros territorios de ultramar! No Sir! – gritan las verdades implícitas de los títulos de prensa sensacionalista inglesa y las apariciones medidas a cronómetro de los representantes del pueblo inglés en el Parlamento. Y luego reiteran el derecho inalienable  de la autodeterminación de los pueblos, de su pueblo, los isleños.

En ambos lados del tablero, los alfiles se ocupan del arte de girar estos reclamos y centrarlos como elementos esenciales de la identidad. Algunos, como escobas, barren el polvo de los problemas sociales internos, de la inseguridad, el desempleo, la pobreza y la corrupción bajo alfombras de ‘identidad’ y ‘patria’. Otros alfiles actúan más bien de aspiradoras de la información; todo es silencio y omisión, no se hacen preguntas, no se nos pregunta, no hay debate ni nada que debatir. Y si nos lo preguntamos, ellos se encargan de que nos llegue el mensaje: Pelotudo! El reclamo a la soberanía de las islas no se pone en cuestión! Las Malvinas son Argentinas! Del otro lado del tablero el mensaje suena distinto, como más...medido y seco, digamos menos pasional pero con el mismo objetivo del 'sin preguntas, esto no se cuestiona': No hay nada que discutir, las islas constituyen un Territorio de Ultramar y sus habitantes son y se autoproclaman británicos. Ellos, los alfiles, deciden el cuándo, el cómo y el por qué cuando se habla, se escribe o se nos instruye sobre el 'tema Malvinas'.

Ahora bien, cuando escucho estos argumentos y leo las peroratas que se nos dicen, una y otra vez, en prensa, en radio, en televisión, siento que el mate de las arengas está lavado y el que lo ceba, me temo, cree que soy tan imbécil que no me voy a dar cuenta o que lo voy a dejar pasar. Y no sólo la yerba del mate está lavada, sino que en otros lados el té tampoco llegó a servirse a las 5 en punto, pero igual les dicen que su reloj estaba adelantado.

Me parece que detrás de la orquesta de discursos incendiarios y pirotecnia política anuales, este año más que otros, sólo se trata de intereses políticos y económicos que buscan tapar otros problemas mucho más urgentes a nuestra realidad, a nuestro día a día. Torres, caballos y peones, hay tantas cosas que no nos planteamos y dejamos al lado del tablero…

Torres; ciudadanía de la construcción, comunicación e integración. Acaso se nos ha preguntado, argentinos, si estamos de acuerdo o no con aislar las islas económicamente como medida de presión a Gran Bretaña? Qué consecuencias traería esto para la Argentina y la región? No sería mejor, pienso, antes de querer forzar, infructuosamente, la reacción de una monarquía parlamentaria sorda y anclada en el orgullo imperialista y la nostalgia por el siglo XIX, integrar las islas? Integrarlas económicamente para así promover el intercambio comercial, industrial y turístico en la región? Enroque, es a través del intercambio y el compromiso, y no el aislamiento, de reyes y torres, de líderes representantes y ciudadanos que logramos la comunicación y conexión necesarias para llegar a un acuerdo, a un plan. Si de verdad nos importan tanto las islas, como lo proyectan pasional e histéricamente nuestros alfiles, acaso se nos ha preguntado, o nos hemos preguntado, qué hacer con las islas de llegar a un acuerdo sobre su soberanía con Gran Bretaña? Y con las gentes que hoy las habitan? Qué hacemos con ellas; las echamos, las integramos, las matamos? Sin torres no hay enroques.

Caballos; naturaleza, tierra, recursos. Argentinos, por qué se nos habla tanto de la soberanía de unas islas que, aunque nos duela, en este momento NO tenemos  y por qué se habla tan poco, o nada, sobre la desertificación, despoblación y falta de desarrollo atroz de la Patagonia que SÍ tenemos? Ingleses y argentinos, por qué se gasta tanto discurso, energía, lobby e investigación, por un gas y petróleo que hoy en día en la región del archipiélago son tecnológicamente inalcanzables, se van gastar con el esfuerzo de sólo extraerlos y, además, ya se tienen en otros lados? 

Peones; de gentes, identidad, realidades sociales, prioridades y verdades. Ingleses, y Kelpers, acaso les enseñaron o enseñan en la escuela que la guerra de Malvinas poco tuvo que ver con Malvinas, su soberanía y la autodeterminación de sus habitantes, y que en cambio mucho tuvo que ver con la audacia política de sus representantes parlamentarios que supieron captar el sentimiento de frustración y nostalgia de un imperio que se desmigajaba de a poquito con la descolonización primero, con la depresión del ’70 luego? Ingleses, y Kelpers, en épocas de recortes sociales a la educación, a la jubilación, a la seguridad social, acaso se les dan explicaciones sobre el gasto que implica el mantenimiento de una base de operaciones militares permanente en el Atlántico Sur?

Argentinos, por qué se nos habla de ‘militarización’ de Malvinas cuando desde 1982 la mitad de su población han sido soldados? Los militares ingleses, con sus barcos y máquinas de destrucción, no llegaron a las islas después de la navidad de 2011 sino que siempre han estado ahí. Argentinos, hoy por hoy, nos importan las islas en este momento de inflación de precios descomunal, de inseguridad en las calles, de pobreza en el norte, de discriminación y marginalización total de los derechos a la tierra y justicia social para con los poquitos pueblos indígenas del chaco, de cuyo, del suroeste argentino? Cuán importantes pueden ser unas islas en las que el cementerio de sus héroes caídos, jóvenes conscriptos vestidos de miedo y uniforme, cae en el olvido? Vale la pena cortar la única ruta, Santiago-Puerto Argentino/Stanley, por la que los familiares de los soldados caídos argentinos les hacen visita?

En el momento de terminar este artículo se me hizo el mes de Mayo y ya no figuran en Argentina las crónicas de la guerra ni los discursos efusivos sobre el reclamo a la soberanía de las islas, y si lo hacen ya no son tapa… en su lugar ahora está el conflicto con España por YPF… En Inglaterra, el tema y las respuestas a la agitación diplomática fueron tratados con modales de omisión; esto no se cuestiona, y luego de hipocresía; al menos hipocresía es lo que grita en mi cabeza cuando escucho una monarquía parlamentaria ex-imperialista, Reino Unido, criticar la actitud imperialista de una república democrática ex-colonia, Argentina.

En todo caso, los peloteos diplomáticos no pasaron más allá del 30 aniversario, el pasado 2 de Abril. Es hora de que dejemos de ser tablero, que dejemos de tener miedo. Huyamos del silencio y del miedo a expresarnos. Pongamos las piezas que faltan y equilibremos el juego, creemos un debate real, con más diálogo y menos discurso. Un debate en el cual sí participemos, en cual se vean reflejadas nuestras realidades, nuestras preocupaciones, nuestra identidad como personas. Al fin de cuentas, es muy difícil llegar a un acuerdo y resolver un conflicto como Malvinas sin informar y escuchar a todas las partes, sin que se nos escuche, sin hablarnos. Tan difícil como terminar una partida de ajedrez sin torres, caballos ni peones.  

*Gracias especiales a mi amigo Gabelo por su trabajo fotográfico, y a Chidoro!, mi viejo, por sus dibujos.