Friday, 12 July 2013

Reflexiones desde Inglaterra: Sobre el diálogo



Pienso en cómo está la cosa en Argentina ahora, donde resulta muy difícil hablar de muchos temas de política, economía, o cultura, porque uno puede herir sentimientos o alimentar pasiones. Lamentablemente, lo que se ve desde afuera es que ya no se puede hablar libremente de ciertas cosas y, como consecuencia, mucha gente se tiene que morder la lengua y no puede decir abierta y directamente lo que piensa. Tenés que medir lo que decís, lo que comentas, lo que críticas, lo que escuchas, lo que lees, lo que escribís…

En los 8 años que llevo viviendo en Inglaterra, he visto que, a diferencia de nosotros los argentinos que somos más pasionales al expresarnos, los ingleses son muy calculadores en el diálogo. Debaten, valoran la libertad de expresión y analizan críticamente todo, pero cuando se trata de temas que pueden llegar a herir alguna sensibilidad, se miden. Es como si se tratase de una estrategia para esquivarle al conflicto. 


Les cuento una linda experiencia que me tocó vivir el domingo pasado, 7 de Julio, y que refleja lo que les quiero decir. Me invitaron a una reunión en una casa de gente inglesa para escuchar un concierto, pequeño pero lindo, con piano, flauta traversa y cello. Todo estaba preparado cuando llegamos con mi novia Elona y mi hermano Mario. Una mesa repleta de exquisiteces varias (pastelitos, tortas, scones que serían los criollitos ingleses, papitas, maníes, etc.) y vinos, cerveza, Pimm’s una especie de Gancia para nosotros (lleva frutas que flotan y así el alcohol pega más). La música que sonaba era hermosa (El Cisne del Carnaval de los Animales; suite de Danzi; una sonata de Telemann; y algunas baladas irlandesas).

Fue, sin dudas, una de las experiencias más inglesas a las que he concurrido. Y no lo digo por los aperitivos ni por la música. No, lo digo por la naturaleza del evento y la disposición de la gente dentro de dichos contextos sociales. 

La gente me había hablado mucho de los afternoon teas, de las reuniones de la middle-class, de la formalidad, de los códigos ingleses. Pero yo nunca, hasta ahora, había estado en una reunión de té. Me sorprendió, primero que todo, estar sorprendido por la cordialidad, el trato. Uno cree que después de 8 años ya se acostumbra a ciertas cosas, pero no. Quizás sea porque me he visto siempre rodeado de internacionalidad. Buscando siempre inmiscuirme con gente que viaja por todas partes del mundo, que no le teme a lo desconocido. O sea, que no estoy siempre rodeado de ingleses.

Sin embargo, lo que más llamó mi atención fue la superficialidad, la distancia al hablar. El 'cálculo' con que se tratan algunos temas en ciertos contextos sociales. Habremos estado ahí dos horas. Nos presentaron, hablamos de todo un poco clima, siempre se habla del clima en Inglaterra, comida, Andy Murray y hasta se tocó, aunque por arribita, Malvinas. Pero siempre 'cortita y al pie'. Siempre correctos, siempre cuidándose en cuánto dicen y cómo lo dicen. 

Los ingleses, en contextos sociales como los que me tocó presenciar el pasado Domingo, no se la juegan con temas profundos. Podes pasarte la hora hablando. Quizás hables de política internacional, toques algunos conflictos, adentres comentarios sobre historia, críticas al arte, análisis de la situación económica, o la diversidad cultural. Tocarás todos los temas habidos y por haber para tener una charla interesante. Sin embargo, nadie va a hacer un comentario que te incomode, nadie te va a desacreditar a voz alta lo que digas. No. Simplemente harán un 'ejem', 'ujum', 'interesting, yes', 'but of course!', y te juzgarán en silencio, sin decirte nada. Se callarán. A lo sumo harán una broma del tipo así irónicas, que en eso son buenos ellos. 

En una ráfaga de pensamiento, me pregunté: '¿Será así como se sienten algunos de mis amigos ahora en Argentina cuándo se reúnen en un asado, a tomar mates o a ver un partido?'

Esta pregunta me la respondí hace ya un año con un experimento y mi interpretación de los resultados fue un rotundo 'No'. Afortunada o desafortunadamente somos distintos. Por lo general, los argentinos somos más pasionales al expresarnos. Al contrario de los ingleses, en vez de pensar lo que decimos nos expresamos poniéndonos la camiseta de uno u otro bando. Muchas veces incluso tendemos a dar una crítica u opinión como un mensaje de tipo violento o descalificador con el afán de ganarle al otro, controlarlo en la discución, como si todo aspecto fuese un partido de fútbol que hay que ganar.

El experimento era un artículo que publiqué en este mismo blog allá por mayo de2012 sobre Malvinas. El original lo escribí en español y luego lo traduje al inglés. En aquel momento, cuando escribí el artículo no lo pensé como un experimento social sino más bien quería explorar el tema Malvinas desde una perspectiva otra que la guerra, y juntar a dos personas importantes para mí para que colaborasen con mi proyecto Ideas de Papel; Gabelo y Chidoro. Uno con su fotografía, el otro con su dibujo. 

Pero hoy con la ventaja de la retrospectiva me doy el lujo de llamarlo experimento social.  La idea era que mis amigos en ambos países leyeran sobre el tema y ver que opinaban primero del artículo y luego sobre el conflicto. Mientras que en la versión española del artículo mis amigos de Argentina se enzarzaron con comentarios más largos a veces que el propio artículo, en donde se y me sacaban los ojos con flores o bardeadas; mis amigos ingleses que también leyeron el artículo solo me dijeron “yes, it´s interesting”, o “yes, it´s well written. I didn´t know about half the stuff”, o “yes, those islands should really be yours. They are mere remains of our archaic colonialism”. Sin embargo, ninguno se animó a escribir un comentario en el blog. Nadie de acá, Inglaterra, ha emitido opinión ni a favor ni en contra sobre el artículo. 

Siento que hay en las formas de expresarse del inglés algo que podría llamarse ‘des-apoderamiento’ (disempowerment en inglés), secuela indiscutible de los gobiernos de Maggy, Margaret Thatcher. Ella fue la que ‘logró’, a través de la destrucción de sindicatos y uniones de trabajadores, un sentimiento de dejamiento. De ‘mind your own business, don’t get involved because in the end it won’t make a difference (preocupate por tus asuntos, no te metas total no va a valer la pena). Y esto es peligroso porque de calculadores los ingleses a veces se pasan. Ni está bien ponerse siempre 'una' camiseta  al expresarse sobre lo que sea, a tal punto que uno se ciega y abandona las ideas propias. Ni tampoco está bien calcular tanto, medir tanto que uno termina por no comprometerse nunca y le esquiva a los problemas.

Llamo con esto al diálogo. El diálogo, con o sin acuerdo, es necesario y sano. Es tan importante tener una sociedad en donde los distintos actores civiles, nosotros, discutan y ofrezcan perspectivas diferentes, como tener una clase política gobernante compuesta de un partido gobernante fuerte y una oposición política fuerte. Es necesario opinar distinto, tener ideas propias y disentir a través del diálogo. Es tan importante escuchar al otro como saber hablar cuando es necesario. Es fundamental ser pasional en los principios que uno cree, pero siempre dejando un lugarcito a la razón para saber que otros creen, piensan distinto y ver qué pasa si hacemos las cosas de un modo diferente. Decir lo que uno piensa cuando no está de acuerdo, reconocer cuando uno está equívocado. Equilibrio.

3 comments:

  1. Muy bueno.
    El diálogo es muy necesario.
    Hay un concepto de lingüística que refuerza esta idea de ser más atrevido (directos) / calculadores (indirectos).
    "positive/negative politeness". En inglés (sobre todo la variente británica) se utiliza mucho más la "negative politeness" que en español. Es decir, los hablantes usan mucho formas subjuntivas y condicionales que dan sensación de distancia sobre el tema.

    Good read.

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  2. Impecable querido amigo. El poder de las palabras es inconmensurable, solo hay que saber dominarlas en el entorno antes de expresarlas.

    Un fuerte abrazo desde Argüello-Cordoba-Argentina ;)

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  3. Hace falta mas flexibilidad craneal, menos vanidad y miedo, y poner las ideas a juicio de los demás. Super claro y honesto. Fija una posición sensilla de lo que viviste!

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