Thursday 19 June 2014

Con la arena en los ojos

 
Ojos saharauis. Foto Tindouf Expres (19-06-2014)

 Latitud: 27° 09' (norte), Longitud: 13° 12' (este). Más o menos 247 kilómetros al sureste de Las Palmas de Gran Canaria (España), 976km al suroeste de Rabat (Marruecos), 1044km al noreste de Nuakchot (Mauritania), 1712km al suroeste de Madrid (España), 3021km al suroeste de Bruselas (Bélgica, y capital administrativa de la Unión Europea), 5704km al sureste de la sede de las Naciones Unidas en Nueva York (EE.UU.)… El-Aaiún, Sahara Occidental.

252.000km2 de territorio rico en depósitos de fosfato, industria pesquera y con posibles reservas de petróleo. La tierra es árida, está escasamente poblada y está lejos. Lejos geográfica y humanamente de todo. El Sahara Occidental está lejos, incluso, de la mayoría de su población. El-Aaiún, su capital, se encuentra a unos 725km de la ciudad de Tindouf, en Argelia. De Tindouf a Rabuni, centro político y administrativo de la de la RASD, hay unos 30 km de ruta pavimentada. De ahí, trazos de tiza sobre un pizarrón, tres rutas de tierra y arena conectan a los campamentos de El-Aaiún al norte, Auserd al noreste, Smara hacia el este y Dajla, un poco más lejos al sureste. 


El-Aaiún, Smara, Auserd, Dajla… Ecos en el desierto de una vida anterior. Durante casi cuatro décadas, los más de 165.000 exiliados saharauis han ido organizando estos campos de refugiados que llevan el nombre de algunas de sus antiguas wylayas (provincias) en los territorios ocupados.  Es  aquí, por ejemplo, donde todos los años cientos de atletas de todo el mundo se convocan para correr la Maratón del Sahara. Es en el campamento de Dajla,  donde el ganador del Festival Internacional de Cine FiSahara , es premiado con un camello blanco.  Y  desde aquí mismo también donde todos los veranos desde 1988, el proyecto Vacaciones en Paz envía miles de chicos y chicas saharauis a España  para que pasen unos meses con familias de acogida. Es acá donde el Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro (Frente POLISARIO) ha construido colegios y centros de desarrollo profesional que no solo han erradicado casi por completo el analfabetismo, sino que también han permitido a muchos jóvenes saharauis estudiar en universidades de Argelia, Cuba, Libia o España.

Dibujo 'Campos de Tindouf y sección noroeste de Africa'. Juanchila, Junio 2014
 



El desarrollo de actividades como estas para promover la educación, el deporte y la concientización de la comunidad internacional con respecto al conflicto ha sido determinante para la reconstrucción de la sociedad saharaui en el exilio. 
El secreto de su fortaleza radica en la solidaridad e incansable determinación de un pueblo para hacer respetar uno de sus derechos humanos más básicos; poder decidir sobre su futuro. Así, desde lo lejos del exilio y lo solitario del desierto, los saharauis han conseguido lo impensado. “Hemos creado en el exilio una estructura de un Estado al que lo único que le falta es recuperar la soberanía que la ocupación ilegal de Marruecos nos ha arrebatado”, comenta Abdel Gader Taleb Omarderecho, primer ministro del Frente POLISARIO.










Lo único que les falta, la soberanía de su territorio. ¿Por qué desde el exilio?, ¿por qué durante tanto tiempo?, ¿qué hace este pueblo de origen beduino y raíces árabe-bereber confinado en este lugar tan remoto? 

El del Sahara Occidental es un conflicto que ya lleva estancado más de 39 años. Tras más de un siglo de imperialismo, España decide abandonar el territorio y ceder su administración a Marruecos y Mauritania en noviembre de 1975. El 26 de febrero de 1976 España retira los últimos regimientos militares y al día siguiente, el Frente POLISARIO proclama la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Para entonces,  el rey Hassan II de Marruecos viene de consumar la marcha verde, con la que unos 350.000 marroquíes cruzan la frontera para poblar el territorio. La invasión provoca el éxodo de miles de saharauis que, mimados con bombas de fósforo y napalm, comienzan su cruzada hacia el este. Encarcelamientos, desapariciones, masacres, violaciones, golpizas, nómadas enterrados vivos en fosas comunes, manipulación e intimidación de la prensa local e internacional…El terror dura 5.670 días, hasta que el 6 de septiembre de 1991 Naciones Unidas (ONU) interviene con un alto al fuego. 

Desde entonces el conflicto permanece estancado. Marruecos ofrece la autonomía del territorio a los saharauis pero bajo su soberanía. El Frente POLISARIO considera la propuesta de Marruecos ilegítima porque el territorio no les pertenece, se lo anexionaron por la puerta de atrás, y exige en cambio un referendum en el cual sea el pueblo el que decida sobre su futuro. Francia apoya a Marruecos, Argelia apoya al Frente POLISARIO, EE.UU. dice una cosa y hace otra, España se desinteresa olímpicamente de su antigua colonia. Si bien la dificultad para resolver el conflicto se debe a intereses domésticos y geopolíticos conflictivos, es en definitiva su prolongación e inconsecuente estado de parálisis y olvido lo que preocupa y llama la atención. El derecho internacional en este sentido es claro; el reclamo irredentista de Marruecos sobre el territorio no se sostiene legalmente. El fallo del Tribunal Internacional de Justicia de octubre de 1975 rechaza todo lazo de soberanía de Marruecos y Mauritania sobre el Sahara Occidental, y la resolución 1514 de la ONU en 1960 sobre el derecho a la autodeterminación incluye al pueblo saharaui por su anterior condición de territorio colonizado. Sin embargo, desde la misma ONU se insiste en que ambas partes, con poder de veto, encuentren una solución diplomática. 

Dibujo 'MINURSO y Derechos Humanos'. Juanchila, Junio 2014
Merecedor de un análisis más exhaustivo, que acá no puedo hacer, es también el hecho de que MINURSO (Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental) es la única misión de la ONU en cuyo mandato no se incluye la observación y protección de los derechos humanos. A las puertas cerradas del Consejo de Seguridad de la ONU, Francia, campeona de la democracia y cómplice comercial de Marruecos, se ha opuesto incesantemente a la inclusión de cascos azules en la zona. Por si fuera poco, la ONU acaba de renovar, el pasado 29 de abril, el mandato de MINURSO por otro año, postergando el referendum y dejando nuevamente fuera la cuestión de la violación de los derechos humanos.

Así, mientras la inoperancia y la falta de voluntad política alargan conflicto, los saharauis esperan en la hamada del desierto, ahí donde toda realidad es un extremo. Con temperaturas que pasan los 50ºC durante el día y que congelan los huesos por la noche. No hay agua lo cual hace casi imposible el desarrollo de una agricultura o ganadería de subsistencia. Tampoco hay electricidad. La mayor parte de la comida, agua, medicamentos y otros víveres llegan en camiones gracias a organizaciones humanitarias. La vida en los territorios liberados por el Frente POLISARIO no va mucho mejor tampoco. Una berma de más de 2.500km de norte a sur, decorada con alambres púas y millones de minas antipersonales, parte la realidad. Construido por el ejército marroquí entre 1982 y 1987, este muro de la vergüenza que separa al pueblo saharaui en dos, hace casi imposible la vida y el desarrollo socio-económico del territorio; las tierras más fértiles y el acceso al mar, al otro lado del muro. 

A las condiciones infrahumanas del desierto, se suman la nostalgia y humillación del exilio de las generaciones saharauis más grandes que han tenido que desplazarse  y dejar sus tierras, sus familias y tradiciones atrás. Sin embargo, lo que más preocupa es la incompatible frustración de una juventud saharaui educada, activa y efervescente que, bajo el sueño de algún día conocer la tierra de sus padres y sus abuelos, espera en unos campos en donde no tienen trabajo, infraestructura, o siquiera lugares a los que ir para pasar su tiempo libre. Olla en ebullición que amenaza con radicalizarse y salpicar a todos, la frustración de los jóvenes saharauis representa unos de los mayores retos para la resolución del conflicto. ‘Se está alentando a muchos jóvenes a la acción concreta, ya que parece que no podemos lograr nuestra independencia a través de soluciones diplomáticas y no violentas. Algunas personas piensan que lo que se toma por las armas tiene que ser reclamado por las armas. Nadie quiere la guerra, pero si es la única solución espero que otras personas puedan entender este punto de vista’ comenta Mohammed Baba Yomani, joven saharaui licenciado en inglés y árabe en la universidad de Batna

Muro Marroquí. Foto Las Partículas Elementales (19-06-2014)
La ONU y los gobiernos implicados siguen tirando del hilito y la extraordinaria paciencia de esta gente se acaba. ¿En dónde reside el límite entre la voluntad política, los derechos humanos y la justicia internacional? A veces parece que quieren que el Frente POLISARIO y Marruecos vuelvan a las armas. Pero incluso apoyándose en la teoría conspirativa más elaborada, la del negocio de la guerra, dicho razonamiento no tiene sentido. Pues la resolución del conflicto ofrece oportunidades importantísimas para la región que van mucho más allá del mejoramiento de la calidad de vida de los saharauis. El conflicto ha hecho imposible la integración regional y el desarrollo económico y comercial del Maghreb, por ejemplo. Desde 1994 Argelia mantiene cerrada su frontera a Marruecos en apoyo a la causa saharaui. Sumado a esto, el desarrollo de varias políticas e iniciativas Europeas que atañen a la inmigración, la lucha contra el narcotráfico y la inseguridad, así como el desarrollo y la innovación de la región, continúan cayendo en saco roto ya que no se da lugar a una plataforma humana, social y económica que los sostenga.

¿Será un factor numérico? Al fin y al cabo, de 1976 a la fecha se estiman unos 500 civiles y 151 prisioneros de guerra saharauis desaparecidos. El típico análisis caballo es ese que nos llevaría de inmediato a comparaciones odiosas con casos como el de Palestina, Siria o Rwanda, por nombrar algunos. Sin ánimo de disminuir el grado de atrocidad e irracionalidad de estos y otros conflictos, ¿de verdad hace falta escuchar 'último momento; millones de muertos y desplazados saharauis...' para que la violación de los derechos humanos de un pueblo adquiera importancia?

Hay un proverbio del hassanía, dialecto árabe de la región, que dice muy simplemente: una mano no aplaude. Si el pueblo saharaui supo lograr todo esto desde el exilio, imaginen lo que pueden hacer desde la libertad de las calles de sus barrios. Los logros, sueños y frustraciones saharauis no tratan solo de la lucha y reorganización de un pueblo que sobrevive en el exilio mientras espera volver a su casa. Son también la manifestación incondicional de esta gente por sus ganas de vivir. ¿Hasta cuándo? 

2 comments:

  1. Excelente y conmovedor relato Juan Manuel realmente nos situas en el lugar y en el sentir de esta gente que parece haber sido olvidada en el medio de la nada . Felicitaciones por este trabajo !

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  2. muy interesante su artículo, muy buen trabajo!!

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